Día 16/01/2012
Había que resignarse a que los próximos Km. de ruta serían de regreso.
Esa mañana no
madrugamos sólo desayunamos como siempre, cargamos todo y visitamos el sector
de regalaría, después la colección de vinos y el almacén de jamones.
A cargo del
trámite de abonar estaría Diego mientras yo preparaba la "poderosa"
para partir y disfrutaba del fresco matinal aunque "pintaba" ser un
día caluroso después de la lluvia de la tarde/noche anterior.
Pasaban los
minutos y Diego no venía así que seguí sobre la moto a la sombra de un Sauce
Llorón y comenzaba a darme sueño. Resulta que habían quedado charlando acerca
de sus vinos, su página Web y que nos enviarían por encomienda si era necesario
productos del lugar así como también que regresáramos cuando quisiéramos. Etc.
Etc. Así que salimos ya entrada la mañana luego de hacer las fotos de rigor en
el lugar.
Para no tener que
buscar donde alojarnos decidimos hacer las mismas postas pero como estábamos
cerca de San Rafael lo saltearíamos e iríamos directamente a Gral. Alvear.
Como no
habíamos tenido suerte de encontrar bodegas abiertas hasta el momento, en ese
camino y ya pasando San Rafael Diego quiso ir a la flamante Casa Bianchi
de visita. "Ando todo croto" - le dije - "Pero bueno ando
viajando y no estoy para etiquetas, ya fue..." e ingresamos al predio.
Algo curioso que
me ocurrió en esta experiencia es la de sentirme gratificado por la gran
cantidad de gente que nos saluda en la ruta, tanto vehículos como otros
motoqueros y la gente que se nos acerca para charlar. Siento que somos parte
del paisaje que ellos también disfrutan al viajar y una extensión de lo que
ellos también harían y somos sus "representantes". También sentía que
los lugares y gente que había conocido pertenecían a otros viajes o había
ocurrido meses atrás cuando sólo eran apenas una semana o algunos días más.
Asombrosamente en
este viaje hemos escapado a grandes caídas de lluvia en al menos tres
oportunidades hasta por minutos ya que el clima inestable se había manifestado
en toda la provincia pero no nos tocaría sufrirlo por lo que al llegar al hotel
de Gral. Alvear apenas ingresamos a la cochera y sacamos lo
elemental comenzó a diluviar. Igualmente esa noche iríamos a un par de cuadras
a cenar pizza y disfrutar el aire renovador de la lluvia.
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